Los años 90

Para 1990, la situación del Perú era la de un país en quiebra económica, ignorado por los inversionistas y con un nivel de inflación jamás antes vivido por la población; y con un estado ineficiente que no podía responder a los problemas del país. Los principales candidatos presidenciales en ese año fueron el escritorMario Vargas Llosa, por el Fredemo, y Luis Alva Castro, candidato oficialista del Partido Aprista y ex ministro de economía. Sin embargo, faltando pocas semanas para las elecciones, surgió una figura hasta entonces desconocido en política, el ingeniero agrónomo y ex rector de la Universidad Nacional Agraria, Alberto Fujimori Fujimori, que encabezaba un improvisado partido llamado Cambio 90. En las elecciones del 8 de abril de 1990 Fujimori quedó en segundo lugar detrás de Vargas Llosa, forzando así a una segunda vuelta electoral. Esta se realizó el 10 de junio de 1990 y su resultado fue el triunfo de Fujimori con un 62 % de los votos, frente al 38 % que obtuvo Vargas Llosa.

El presidente Alberto Fujimori en 1998.
El gobierno de Fujimori se inauguró el 28 de julio de 1990, en medio de la expectativa general. Para enfrentar la crisis económica y la hiperinflación, Fujimori aplicó el llamado fujishock, siguiendo las directivas del Fondo Monetario Internacional. En el aspecto político, desarrolló un discurso contra los partidos políticos llamados “tradicionales”, a los que culpó de la calamitosa situación del país. Utilizando aquello como pretexto y en medio de denuncias de corrupción contra miembros de los parientes presidenciales, el 5 de abril de 1992, encabezó un golpe de estado denominado el autogolpe de 1992, con apoyo de las Fuerzas Armadas, mediante el cual disolvió ambas cámaras del Congreso e intervino al Poder Judicial. Luego de ello convocó a un Congreso constituyente, que promulgó la Constitución de 1993, la misma que está actualmente vigente.
El gran triunfo de Fujimori fue la derrota del terrorismo, cuyos principales cabecillas fueron capturados, enjuiciados y condenados con penas severas. El momento cumbre lo constituyó la captura del líder senderista Abimael Guzmán, ocurrida el 12 de septiembre de 1992, resultado de una excelente labor de seguimiento realizada por la DINCOTE (Dirección Nacional contra el Terrorismo).131
Además, Fujimori aplicó reformas liberales en la economía, que plantaron los cimientos necesarios para la recuperación de la maltrecha economía peruana y su ulterior despegue. Los años noventa significaron así la definitiva cancelación del modelo económico dirigido por el Estado que regía el Perú desde la época del reformismo militar de los años 70. Fue entonces cuando se redujo el tamaño del Estado, se abrió la economía al mercado internacional, y se privatizaron una serie de empresas estatales, muchas de las cuales habían sido utilizadas como botines políticos por los partidos políticos en el poder.
Gozando de popularidad por su victoria sobre el terrorismo y sus aciertos en el plano económico, Fujimori fue reelegido presidente en 1995, derrotando en las elecciones generales de 1995 a la candidatura del embajador Javier Pérez de Cuellar, sin necesidad de ir a segunda vuelta. En este segundo gobierno, logró terminar la delimitación de la frontera norte con la República del Ecuador, después del conflicto del Cenepa, según el Protocolo de Río de janeiro de 1942 y la Declaración de Paz de Itamaraty de 1995. De otro lado, enfrentó la crisis de los rehenes de la residencia del embajador japonés, tomada por un comando del MRTA, crisis que fue superada en abril de 1997, cuando en una acción militar sorpresiva, fueron liberados 71 de los 72 rehenes que todavía se mantenían cautivos.132
Sin embargo, el autoritarismo y la red de corrupción que tejió su principal asesor, Vladimiro Montesinos, jefe del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), acabaron por socavar al régimen fujimorista. Ya desde 1996, Fujimori inició maniobras legales para poder postular por tercera vez consecutiva como candidato a la presidencia en el 2000, pese a que la Constitución de 1993 permitía solamente una segunda reelección consecutiva. Para hacer viable tal proyecto, se dio la ley denominada de Interpretación Auténtica de la Constitución, por la cual no se tomaba en cuenta su primera elección de 1990, sino solo la del 1995, aduciendo que la norma constitucional se aplicaba a partir de 1993.

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